miércoles, 19 de enero de 2011

Hoy se propuso salir del vendaval y agarrarse a la cola del viento. Quería el aire en su oreja y que no pudiese respirar bien. Emborracharse de todos los olores que levantaban el vuelo con la cometa de tu piel.
Mirarte desde lejos y notar la seda que se desliza dedos abajo, que gotean en un suelo acristalado y algo quebradizo; un suelo de hielo por encima de las azoteas del infierno azul. Una estalactita de lágrimas secas, de cauces y de mares oscuros por los que navegar sin rumbo, sin espacio ni tiempo.
Que ya no dices nada, escupía. Ya no gritas como antes; ya no te oyen allá al fondo.
Se encogió de hombros y dobló la esquina. Sin más.
Decidió que estaba en huelga de sentimientos. En una revolución pacífica en contra de sí mismo. Caracol a la carrera de una meta en movimiento, que se va y se va y es sólo un punto gris en la bifurcación de unos ojos cansados de mirar. De mirar y ver y saber y no ser capaz de creer.
Le gustaba pronunciarse una y otra vez, cruento y sangrante; a las armas todos los eneros. Hasta verano no quería más ventanas ni más amores de una noche. Nada de ron ni de sexo.
Ahora se movía a toda velocidad. Sabía que nadie le seguía. Lo sabía porque cuando empezaba a mezclar delirios con desvaríos se quedaba sola. Todos se preguntaban; y nadie se respondía.
A veces demasiados interrogantes panzones y gordos, cabeza abajo. Dónde quedó el estilismo de la exclamación esbelta y proporcionada. En donde duermen las palabras enlazadas, casadas y amadas; matrimonios consumados y vida sencilla, fácil.
El arte no es arte porque lo ponga la tinta impresa y pulcra de una entrada de museo. El arte es arte porque en ti despierta una pregunta retórica, aguda, dolorosa e insufrible. Cicatriz para toda la vida bajo la piel que escondes al mundo. Eso es arte.
Ahora mira a ver si comprendes un sólo enunciado, una sola premisa, una sola de las profecías. A que no.
¿Apuestas?
Ahora, intenta deshacer la maraña de nudos que te revolotean por la sien, qué será, qué será, qué dirá, qué dirá.
No digo nada. Absolutamente nada. Lo que en tu cabeza resuene es el arte que yo no veo, que yo no cree, y que solo tú hilvanas.

Mata el arte. Es tuyo.
Yo te espero en mi uni(verso).















enc.

1 comentario:

  1. "El arte no es arte porque lo ponga la tinta impresa y pulcra de una entrada de museo. El arte es arte porque en ti despierta una pregunta retórica, aguda, dolorosa e insufrible."
    A-CO-JO-NAN-TE! Me has matado con esa frase, es absolutamente brutal. Creo que también eres pasto de síndromes de Stendhal ocasionales; el mundo necesita más gente a la que se le anuden las tripas con los significados del arte.
    Genial final y genial idea la de la huelga de sentimientos.
    =)

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