lunes, 27 de mayo de 2013

Entre la ventana y el escritorio las caracolas azules de su Pall Mall bailaban con la luz naranja de una primavera que ardía. El fuego de las tardes le consumía los días y los meses y los años en cuestión de minutos, de caladas que trepaban por sus dedos y volaban, volaban tan alto que le dibujaban sonrisas de medio lado, de medio vestir cuando recordaba que ayer fue igual. Las tardes le tatuaban el pecho con rayas, como la pared de la cárcel de un preso que cuenta los días que lleva sin ver el viento, o los días que le quedan para pintar los caminos sin barrotes de por medio. Pero él había perdido la cuenta.
Se perdió a mitad de canción, entre el primer estribillo y la tercera estrofa, justo en el momento en que la música se llenaba de trompetas. Menuda hija de puta la orquesta que lo había dejado sin ovación. Sorbía despacio del vaso, apenas acariciando con sus labios el cristal, pues se había jurado no rozar con su lengua ni la cerveza ni la ceniza hasta que ella entrase de nuevo por esa jodida puerta. Se reía entre dientes mientras le decía al cenicero que eso de las margaritas y de las puestas de sol cogidos de la mano era todo una basura y una maldita mentira.
Encendió otro Pall Mall solo para ver escalar las arañas de sus sueños color mar por la pared. Después de todo, dijo en voz alta, ni estamos tan malditos ni estamos tan solos.





















enc.

jueves, 23 de mayo de 2013

Esta mañana le quemé las alas al alba
con la punta de un cigarro escupiendo humo.
Apunté al centro del ansia que me eleva
y que me flota mientras nado en esa nada
tan tuya y tan mía
tan llena de huecos como la ceniza que se nos pega a la ropa,
que envuelve tus camisas con el viento y baila entre mis cuerdas.
Y es que tiene sabor a noche y a primavera y a mucha cerveza
corriendo por las venas
desgastando las manos tras las orejas y los brillos de los dedos entre tu pelo.
Pero ven y dime hoy que si grito en silencio la pólvora sabrá menos a verano,
que si callo es porque me arranco a borbotones de tu lado,
que si me hundo es en el lodo y en el barro y lloro tierra
lloro tierra
ya no añoro si no son tus ojos y tus arañazos a bocajarro
ya no bajo a los infiernos para trepar a la luna de este mayo.
Ya no beso flores de loto cuando floto entre mis rotos.
Entre tus rotos.
Entre los esquemas y las quemaduras que se quedan en cueros.
Ya no lloro tierra por si lloro ríos.
O mares.
Todos los mares de tierra.
Todos los mares de la tierra.




















enc.