miércoles, 31 de agosto de 2011

Casi no moría por volver y reventar en la espuma de las olas que aún resuenan como un eco maldito. Tanto tiempo trabando y buscando algo que sacar para saciar la sed y mírame, masturbando una vez tras otra esa vena de mierda, infiel mujer que aparece y desaparece, que se oxida y dora con el hierro de mi sangre. Pero el ruido no para y crece y crece y crece y va a ser la hora. La prisa, la ansiedad y los focos de luz cegando hasta el dolor. La agonía de no ver los dedos crispados y las uñas comidas de deseo.
Leve septiembre. Flota. Insoportable droga del principio y el fin, mira el abismo y di que tú tampoco tienes miedo. Qué tenue se desdibuja mientras corto. Mientras cierro porque llego tarde. Como siempre, detrás de algo, cuando no de alguien. Vámonos.
Tomemos las uvas de un diciembre en septiembre.














enc.