martes, 25 de enero de 2011

Abro dos paréntesis y me dedico a mirar el cielo. Parece que clarea algo, que tu mano es suave y el humo sabe bien, a libertad.
El torbellino y la prisa revuelven los papeles de mi escritorio, el pelo alborotado como verte despertar en mi almohada; y sonreír. Todo gira y el mundo es pequeño, una bola de papel que bota de mano en mano, arde como el alcohol en la herida que no termina de curar.
Mi tiempo es débil y huidizo, se aleja dejando una sombra alargada y un helor a madrugada.
Cuando despierto no está tu piel sobre la mía, ni tus labios tras mi oreja, ni el reloj que no dejó de hacer tic-tac en toda la noche.
Queda el café frío sobre la mesilla, como queda el poso del esqueleto consumido de un cigarro a medias. Ni carmín en él; todo te lo bebiste tú.
Las sábanas que dibujan tu cuerpo, el calor que me dejaste y una nota por desayuno. Volverás, dices. Pero es mi tiempo el que no lo hará, y lo odio por dejar que los hilos de tus segundos no se hilvanen con los minutos que deshojo poco a poco.
Mañana son sólo seis letras y tres as. Hoy es una división entre tres y una hache muda; ya somos dos. Dos tús.















enc.

2 comentarios:

  1. A veces las cosas desaparecen sin uno darse cuenta, y con el tiempo descubre que esa persona del pasado se lo llevó todo, y sigue presente...
    Me gusta mucho!

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  2. http://www.youtube.com/watch?v=I3D4m4-LCWA
    Me ha recordado a esta canción...

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