viernes, 23 de abril de 2010

A veces,
pienso en el instante,
bajo el cual,
si yo fuera tú,
y mi vida no fuese un compás,
amarraría entre tus costillas
un grito salvaje
de despedida la cacofonía,
y de rotos y descosidos,
que sonase a dolor,
a miedo e intriga,
y te dejaría relamer
los huesos del revés
para que huelas
para que bebas
que mi no no es negación,
que trabo mi voz
para que leas
que nunca te quise
y quise un azul para mis ropas
que tiendo entre las calles
porque llueve entre las farolas

llueve, amor
y mi agua destilada es hiel
miel que desfila ante mis ojos
y
yo,
aquí
no entiendo nada
ya no entiendo ni mis pasos
ni el rugir que lo provoca.
Afilo los cuchillos
con mis lápices de colores
de no pintar soles
y desear
un berrido esquivo y callado
un dolor que sabe a nada
-pero que llevo atado-
nada
eso es lo que soy.
Nada.














enc.

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