martes, 13 de abril de 2010

Caerá una y mil veces.
Caerá con la noche y hasta la lluvia.
Inherte.
Coherente.
E indiferente.
Todo resbala por la piel de marfil,
por las lágrimas del correo postal,
por la sonrisa clavada del revés.
Las manos en los bolsillos.
Pendientes del donde estés,
atraviados en música,
se enredarán en despidos,
en las comisuras de bocas
en
la
que
no
hubieron
besos.
Viólame.
Arráncame el corazón,
y dególlalo.
Que de los versos del preso
sólo libertan
los huesos de los besos.
Que ya no quedan. Que ya no quedan.
La piel. Han quemado la piel.
La bandera que ondea
firme y enhiesta
es piel.
La piel de hoja y lija,
coja, rija, roja y arija.
Para hacer un tambor.
Que si yo no canto lo haga mi pellejo.
Que si yo no ladro lo hagan mis escamas.
Que si yo no vivo que lo haga mi estandarte.
Que si yo no soy poeta...
Que si yo no soy poeta...

Que lo sean mis lágrimas y su cauce que se seca.
Que lo sean mis manos desiertas.















enc.

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