sábado, 30 de enero de 2010

Yo
siempre
quise
subir
a lo más alto,
porque pensaba
que los sueños
dormían en las alturas.
Que en los suburbios,
de las grandes ciudades,
la poesía se escribía en las aceras,
y nacía de las camisas sin mangas
y los pantalones con remiendos.
Yo
nunca
quise
bajar
al subsuelo,
porque sabía
que si no estaba en las nubes
no podría respirar.
Que los cuchillos y los lápices,
se afilan al matar,
y son iguales en la diferencia
de clavarse,
uno en la piel, otro en la palabra.
Uno rasga el músculo y el cuerpo,
otro el alma y el corazón.
Yo
me
derrito
al sol de enero
y me quemo
con el hielo
de la mirada fría,
del adiós premeditado,
de los besos sin sal,
de las caricias sin azúcar.
Yo me ahogo
en las lágrimas de dolor,
en los vasos medio vacíos,
en las azoteas
donde conviven
los sueños de los que sueñan
y los restos de sueños de los que dejaron de soñar.
En los posos del café,
en las curvas cerradas,
en el jaque mate.
Yo
no
puedo
vivir
sin cerrar los ojos
y abrirlos
por encima de los cementerios
donde mueren los sueños.

Yo

no
puedo
estar
sin
ti.













enc.

2 comentarios:

  1. En realidad los versos son de Kase.o, pero me siento halagado igualmente. Coincido con Antonio, te favorece ese estilo :)

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