miércoles, 17 de junio de 2009

No me dejes influirte, escribirte frases de canciones en envoltorios de caramelos, ni susurrarte palabras al trasluz de un compás.
No escribas tu destino en una lápida, ni envíes tu corazón a la erosión. No soy lo que ves. No soy lo que quieres ver. Soy lo que dictan mis versos cojos, y mi letra puntiaguda.
Soy ese fantasma que no sabrá arroparte en noches de luna de plata y cielo encapotado. No sabré encontrar tus sábanas y deslizarlas por tu piel. No intuiré el dolor que te estremece, ni la alegría que te alborota.
No dejes que te quiera, amor, o seré tu noche sin estrellas, y tu balada sin voz. No sé coger tus manos, y acariciar tu alma; ni siquiera se mirarte a los ojos para verte, sin verme en ellos brillar, y notar como se apaga la luz. Tenuemente.
Te dije un día, que mi carcasa vacía esta cansada de aguantar en pie, y que nadie sabe montar de nuevo el puzzle. Ámame. Quiéreme, hazme sentir dios en la tierra, y cometa en el firmamento.
Hazlo. Hazlo a sabiendas que no prenderé tu llama, y que no daré aliento a tu invierno helado. Hazlo, pero nunca esperes palabras bonitas y frases de amor.
No juegues al azar; no sabes cuanto apuesta el destino, ni si sus fichas alguna vez dejaron de estar trucadas.
No soy el pincel que sombrea tu sonrisa, ni siquiera tengo tintero con fresca tinta. Todo lo que tengo es mi sangre goteante, a un ritmo acelerado, cada vez más lleno el charco, cada vez más vacía la vena.
Abro los brazos y busco tu abrazo. Tu abrazo negado, prohibido y maldito. No hay más que vientos revolviendo mis ropas y mis palabras.
No me ames. Nunca.
No olvides.
Tengo un sombrero, donde guardo recuerdos. Y como mendigo abro en la calle, y de ellos vuelan todos. No queda en ningún recoveco ningún sentimiento. Vivo en otoño; aún siento el aliento del verano en mi cuello, pero nunca llega el invierno. Vivo en un lápiz, sin afilar y sin carbón. Labrando por las paredes, poesía en tuberías. Un cuchillo es mi arma, y con ella despellejo corazones, para luego con besos, cerrar a rasgones.
No esperes nada. Nada es todo lo que tengo. Nada es mi parpadeo y mi grito. Nada es mi libertad. Nada es por lo que lucho, y por lo que vivo. Nada es mi bandera, mi himno y mi patria. Nada es mi meta, mi sueño y mis valores. Nada es todo, y todo es nada. Por nada surco el mar, y me hundo en el cielo. Nada me hace cerrar los ojos, y caminar a tientas. Nada me tapa el sol, y no me deja ver las estrellas. Por nada lloro, y por nada pataleo. Por nada moriré.
Por nada vago entre alma, por nada no dejo de buscar.
Por nada.
Nada soy, y nada seré.
No me ames nunca.
Nada podré darte a cambio.












enc.

1 comentario: