domingo, 14 de junio de 2009

Monótono, como ver el sol todos los días, y verlo follar cada tarde con el horizonte.
Rumiar cada frase y cada estructura, como buscándole las cosquillas a las letras.
Una guitarra suena, y una voz quebrada hace los coros. Un cigarro en la mano, y el humo envolviendo las siluetas.
Las estrellas miran pasmadas, y parece que el reloj detiene el tiempo. Los vientos respiran sosegados, y contienen la respiración. Quietud. Un acorde que se pierde en el silencio, y otro que lo rasga de nuevo.
Los tambores, álgidos, apresurados, retumban en el cielo. Muerte. Destrucción. Caos. Carreras, discusiones, llantos. Chillidos, gritos, agonías, rabia e ira.
La lluvia golpea con furia el suelo, levanta hojas y tierra, mientras saltan despreocupados, los brazos y piernas, enredados. Protestan los pulmones, que redoblan el esfuerzo, y sienten la inyección de adrenalina que atiza los músculos.
El fuego chisporrotea alegre, dispara carbones y chispas por todo punto cardinal, y baja el humo haciéndole corro y danzando sobre sus sombras.
Respiran hondo el olor de sus cuerpos, y sienten dentro el calor de la piel; bañada por el sudor que los forra e impermeabiliza.
Corren apresurados, temerosos y huidizos por la lengua del mar, que besa con pasión y desgana las arenas terrenales. Chapotean el frío tacto que les abofetea las rodillas, y miran hacia atrás buscando perseguidores.
Contagiados por la pasión y el frenesí de la madrugada, y por el escandaloso mar que a empellones empotra la tierra, descansan sus cuerpos en los guijarros de la ribera. Besan con fricción y rabia, con desesperación, con apremio y temor. Sus cuerpos no responden. Por dentro, una orquesta culmina su pieza, y despellejan los aplausos del auditorio.
Errante, errante la época; efímero, efímero el tiempo mentiroso, que promete eternidad y roba los parpadeos.
Maldito el azahar, que involucra y presiente su llegada. Maldito el calor, que llega antes que ninguno, y se marcha el último.
Condenado olor, que cose atardeceres y noches; y conchas y césped. Condenado el olor, que revuelve mis entrañas, y me evoca emociones dormidas, e intenciones esperanzadas.
Ya llega. Ya huele.
Huele.
Huele a verano.












enc.

3 comentarios:

  1. Me recuerdas a alguien cuando escribes y aún no he descubierto a quién pero da igual porque se que aún me queda mucho mucho tiempo para descubrirlo :).
    Me encanta la sinceridad desbordante del texto.
    Me encanta en general, como siempre.

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  2. Que promete eternidad y roba los parpadeos.

    Que grande. :D

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  3. Summer Time :D Genial el texto. El principio me evoca la figura de Kutxi Romero

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