viernes, 8 de abril de 2011

Tres deseos.
Cinco dedos.
Dos minutos.
Susúrrale.
Eres poeta.
Ama en arte.
En clave de fa.
Sácala a bailar.
Luna menguante y el mar.
Puntos de luz en el agua.
Y en el cielo.
Bosteza la noche de calor.
Ruedan. Ruedan.
Arena entre las manos y la piel.
Bajo las pestañas.
Nudo de abrazos. Y duermen.
Dos deseos.
Diez dedos.
Un minuto.
Él abre los ojos.
Ella sueña.
La mira. La mira.
Rebota el sol en sus labios.
Se enreda en su pelo.
Se despeina en su piel.
De lejos, las olas.
Tenue. Suave.
Leve. Tibio.
El mundo no gira.
El tiempo se ha ido.
Solos. Solos.
Eternos.
Nudo de cuerpos.
Un deseo.
Dos dedos.
Tres segundos.
Ruido. Humo.
Choques. Tejados.
Ciudad.
Otro tiempo, otra vida.
Al fondo, en el costado, la playa.
Su-la-mi playa.
El mar en un tarro de cristal.
Algo de arena entre las ropas.
Una foto. La foto.
Enterrada en el sol de la luna.
En los portales de nuestro mundo.
Tan lejos. Tan cerca.
Avenidas y prisas.
No se oye el mar.
Horizonte ametrallado de asfalto.
Qué limpio de agua.
Volvamos mañana.
Gastados los deseos entre los labios.
Todos besados.
Amados con las horas hechas trizas.
Hechas segundos.
Dos manos son diez dedos.
Diez playas y diez noches.
Diez lunas y un faro.
Un sol.
Un sólo sol.
Con el que amanecer y volver.
A la realidad de la luz,
a la mentira de las sombras.
A donde no veo tus ojos pero los acaricio.
Los acaricio tan adentro que no oigo restallar el mar.
Me parece ciudad o me parece volar.

Mira cómo corre el tiempo.
No lo veo.
Ni lo quiero ver.
Volvamos mañana.














enc.

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