domingo, 20 de diciembre de 2009

Que caen lágrimas blancas como copos de nieve que antes pisaba y helaba para estrellar en un cristal.
Que están calientes en mis manos como una caricia entre dientes y el humo mezclado con vaho de las cuatro de la mañana.
Que son besos tras los muros que caen en doscientos pedazos pintados a tres colores. El impacto de metralla que sesga vidas como quien siembra odios.
Las pintadas de banderas que ondean en nombre de una revolución que se oye en ecos por las paredes de papel. Las ventanas que no tienen vidrio y por las que agrede el frío toda su piel. Todo suyo.
Que el río lóbrego navega contra los puentes y se acuna en las orillas preñadas de suaves labios de ardiente carámbano. Besar con una lengua prendida en llamas y lamer la garganta ardua rascando los rescoldos de piedras y años.
Que luchan con el corazón y siempre hieren derrotados. Que buscan entre las luces las sombras de sus cuerpos y nunca encuentran. Que siempre pierden sin saber lo que ganaron. Que siempre aman y siempre callan.


Que está nevando. Y cayó el muro y aún no nos hemos dado cuenta.


Que no calla el reloj.














enc.

1 comentario: