lunes, 25 de mayo de 2009

Siéntate en la ventana, mira la gente pasar.
Hoy no veo a nadie, hoy no veo nada. Tengo los ojos cerrados, y el alma en carne viva.
No entiendes.
No entiendo nada. Parece que se ha apagado una luz, y que no hay luna para mí. Ando a tientas, tropiezo, y me caigo. Y no hay nada para agarrarme. Es vacío todo lo que hay. Siento opresión en el pecho, dolor en los brazos, y me zumban los oídos. Mi cabeza pesa, y mis párpados parecen telones de acero. ¿No lo nota? El tacto de mi piel es frío. Lo siento. No sé que pasa. ¿Por qué me lloran los ojos? No puedo moverme. A veces, siento un escalofrío. Seguro que afuera nieva. Oigo, por encima del asqueroso zumbido, el grito de un niño. Creo que tiene miedo. Cierre la ventana, está entrando aire...
Levántate, no puedes quedarte embobado, ahí, todo el día.
...¿sabes? Creo que tengo entre los dedos una amapola. Si, creo recordar su tacto. ¿Por qué no me pasa un cigarrillo? Mejor un vaso de algo fuerte. La lejía irá bien, sí, gracias. ¿Se acuerda de ella, verdad? Yo no hago más que pensarla... no sé por qué, nunca lo hice. De hecho, nunca la quise. No me entiendo. ¿Usted me entiende? A veces me da un golpe el corazón, así como si protestase por algo, o le doliese tremendamente el vendaje. Lo ha vendado bien, ¿verdad? Otras veces late bajito... como si temiese despertarme, o no quisiese hacer ruido. Era tan guapa... nunca vi ojos como los suyos. Parecía que había guardado el mar en ellos, desvestían todo lo que miraba, me sentía tan vulnerable... y tremendamente estúpido. ¿Recuerda su olor? No, claro, yo tampoco... creo que era dulce. Ay, me tira la cicatriz. ¿Es normal, no? Su pelo era una cortina negra al viento, era el velo de mis sueños, la caricia de mis manos... jugaba con las hojas en otoño, y con las mariposas en primavera. Acérqueme el fuego, por favor. Gracias. ¿Sabe? Ahora parece que me duele menos. Sí, no sé, será la pastilla. Creo que se me ha dormido la pierna. Tampoco noto el retumbar en el pecho. Se habrá dormido. ¿Cuando podré abrir los ojos? No sé por qué tengo un panel de abejas en los oídos, ni porqué embotellada la cabeza. ¿Estoy enfermo?
Duerme.
No puedo dormir. Ya le he dicho, tengo los ojos cerrados, pero ella no se quiere ir de mi cabeza. Me pregunto que demonios querrá. Creo que le hice daño... le dije que no le amaba, ¿sabe usted? Y se fue... y ahora no sé donde está. Desde que no la encuentro estoy así, y tampoco sé por qué. ¿Es normal? Creo que no le amaba... pero sabe, creo que a lo mejor me equivoque, ¿cómo sabe usted cuándo ama a alguien? Yo creo que nunca lo sabré.












enc.

3 comentarios:

  1. "Lo ha vendado bien, ¿verdad? "

    GENIAL como siempre.

    ResponderEliminar
  2. Buah,

    Sobran palabras.
    Me encanta como haces prosa Encina.

    ResponderEliminar
  3. Otras veces late bajito... como si temiese despertarme, o no quisiese hacer ruido


    ERES TREMENDA. Juro que me has dejado sin palabras y perdona por un cometario tan cutre pero estoy anonadado

    ResponderEliminar