miércoles, 4 de agosto de 2010

Él no creía en los cuentos de hadas. En los colorín colorado. En erase una vez.
Contaba con los dedos y nunca callaba, aunque no tenía principio ni tenía final. Ni empezaba ni acababa.
Todo lo verde que respiraba le sonaba a cuento chino, a pesadilla de siesta y a libro de hojas en blanco. Pero todo era verde y le robaba la respiración. Se le empapaban las voces que alzaba a volar como una cometa y se tragaba las lágrimas para que no se las quedase la lluvia.
Nunca supo porqué. Tampoco cuestionaba. Se dejaba llevar y mecía sus manos a compases acomodados, a pentagramas sin curvas, sin subidas y de llanos paisajes. El tiempo le susurraba al oído y los segundos le cantaban a dos voces, a veces rascaba el piano, otras peinaba un violín.
Él nunca supo porqué. El temblor del epicentro lo pilló en las nubes, a mil kilómetros de la realidad, pero no por ello supo porqué.
Salió desnudo al centro del escenario, caído y sin alas, sin ojos y sin luz. Se había quedado sin habla, sin palabra, sin porqué. Cientos de ojos se parapetan entre parpadeos, se cubren con sábanas de miedo, de escrutinio y de juicio sin juzgar. Pero le clavan a la pared.
Él siempre esperó que no se le acabasen los dedos de las manos, que siempre pudiese contar de nuevo, empezar de cero y uno más, llegar al infinito y volver a largas zancadas, corriendo hacia abajo, llevado por la fuerza que le tiraba del ombligo. Él no quería dejar de contar, no quería un final, un frontera, un fin de la línea, un punto, una muerte.
Lanzó la moneda al aire. Que decida el sol que enquista los sellos del metal, que se enrobine al rededor del valor y que su peso enmohecido decante anverso. O reverso.
Él se sentó a la orilla del papel a esperar que cayese.
De momento no cuenta. Ni uno, ni dos, ni tres. Diez. Cuando caiga, quizás once.
Quizás punto y final.














enc.

2 comentarios:

  1. Esperemos que no sea punto final, siempre es bueno poder seguir contando.
    Gran relato ;D

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  2. Tiiia, con cosas así da gusto ponerse a leer

    Perona

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